in985-Stars-and-stripes-as-sails-roses-as-anchors-find-the-courage-to-return-home-during-the-journey

▼

In June in the United States, the Stars and Stripes unfurl in the breeze of the Independence Day celebrations. Each stripe tells of the courage of the pioneers, and each star sparkles with the glory of freedom. At this moment, countless travelers are wearing rose-patterned luggage tags on their bags. This seemingly ordinary object is a metaphor for the spiritual map of contemporary Americans. The stars and stripes of the national flag inspire us to always move forward. From the deck of the Mayflower to the footprints of Apollo on the moon, the pioneers have the gene of exploring the unknown in their blood. But the deep red petals of the rose luggage tag remind us that true courage lies not only in setting off, but also in remembering where we came from. Those bronze medals engraved with initials and commemorative dates are the umbilical cord between the wanderer and his hometown, and are the warm totems that are caressed in a foreign land late at night. In September, which commemorates Veterans Day in the United States, we often see rose luggage tags swaying on military green backpacks. The faded petal pattern bears witness to the medals returned from the battlefield, and the worn leather edges record the weight of crossing the line between life and death. They are no longer just symbols to mark luggage, but have become anchors of courage – carrying the oath to protect the Stars and Stripes, and also precipitating the attachment to the time when the roses of the hometown are in full bloom. When the Stars and Stripes flutter in the wind, I hope that every dream chaser can be as tenacious as the rose luggage tag: the roots are deeply rooted in the hometown, but the petals are always facing the sun. This is not a paradox of contradiction, but the most magnificent balance of life – conquer the horizon with the heart of a pioneer, and guard the starlight at the time of departure with the soul of a returnee.

En junio, en Estados Unidos, la bandera estadounidense ondea con la brisa de la celebración del Día de la Independencia. Cada raya habla del coraje de los pioneros y cada estrella brilla con la gloria de la libertad. En este momento, innumerables viajeros llevan etiquetas de equipaje con dibujos de rosas colgadas en sus maletas: este objeto aparentemente ordinario es una metáfora del mapa espiritual de los estadounidenses contemporáneos. Las estrellas y rayas de la bandera nacional nos recuerdan que siempre debemos seguir adelante. Desde la cubierta del Mayflower hasta las huellas de Apolo en la Luna, los pioneros llevan el gen de explorar lo desconocido en la sangre. Pero los pétalos de color rojo intenso de la etiqueta de equipaje en forma de rosa son un recordatorio: el verdadero coraje no reside sólo en partir, sino también en recordar de dónde vienes. Esas placas de bronce grabadas con iniciales y fechas conmemorativas son el cordón umbilical entre los caminantes y sus lugares de origen, y son cálidos tótems que la gente acaricia a altas horas de la noche en una tierra extranjera. En septiembre, cuando se conmemora el Día de los Veteranos en Estados Unidos, a menudo vemos etiquetas de equipaje de color rosa colgando de mochilas verdes militares. El patrón de pétalos descoloridos da testimonio de las medallas devueltas del campo de batalla, y los bordes de cuero desgastados registran el peso de cruzar la línea entre la vida y la muerte. Ya no son sólo símbolos para marcar el equipaje, sino que se han convertido en anclas de coraje: llevan el juramento de proteger la bandera estadounidense y la nostalgia por el momento en que las rosas del hogar estaban en plena floración. Mientras la bandera estadounidense ondea en el viento, espero que cada soñador pueda ser tan resistente como la etiqueta de equipaje de una rosa: con raíces profundamente enraizadas en la tierra natal, pero con los pétalos siempre orientados hacia el sol. No se trata de una paradoja de contradicciones, sino del equilibrio más magnífico de la vida: conquistar el horizonte con el corazón de un pionero y custodiar la luz de las estrellas en el momento de la partida con el alma de un retornado.