in999-The-Star-Spangled-Banner-and-the-Rose-The-Voice-of-Hope-That-Never-Fades

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In July in the United States, the Stars and Stripes flutter in the midsummer breeze. The warmth of Independence Day has not yet dissipated, and a rose music box that has been caressed by time is quietly telling a deeper national spirit. When the red, white and blue flag symbolizes freedom and unity, the rhythm of the music box gears is like the never-ending heartbeat of this nation. The mechanical heart of the rose music box hides a metaphor that is more moving than the appearance. The setting that each spring must be turned by hand to make a sound is in line with the philosophy of “self-drive” in the American spirit – just as the writing of the Declaration of Independence requires courage, the value of freedom needs to be protected from generation to generation. The copper roses inlaid on the box are not as easy to wither as flowers, just like the Stars and Stripes that have been through the war and are still as bright as before, witnessing the eternity of faith. At the Veterans Hospital in Pensacola, Florida, medical staff placed such music boxes on the windowsills of wards. When the melody of “The Star-Spangled Banner” flows with the subtle fragrance of roses, the wounded veterans will think of the flags flying on the Normandy beaches and the military songs sung in the trenches in the rhythm of the gears. Music boxes are not only a carrier of nostalgia, but also a good medicine to heal trauma, reminding people that beauty is often reborn in the broken. This July, when fireworks illuminate the outline of the Star-Spangled Banner, I hope that every American will treasure such a music box in their hearts – the persistence of the gears turning, the faith of the roses not withering, and the flag of freedom together to compose a sustainable movement. Just as a music box needs to be continuously wound up to sing, the glory of the country also requires every citizen to inject endless enthusiasm into it.

En julio, en Estados Unidos, la bandera estadounidense ondea con la brisa de pleno verano. El calor del Día de la Independencia aún no se ha disipado, y una caja de música de rosas, acariciada por el tiempo, evoca silenciosamente un profundo espíritu nacional. Cuando la bandera roja, blanca y azul simboliza la libertad y la unidad, el ritmo de los engranajes de la caja de música es como el latido incesante de esta nación. El corazón mecánico de la caja de música de rosas esconde una metáfora más conmovedora que su apariencia. La configuración de que cada resorte debe girarse a mano para producir un sonido concuerda con la filosofía de la “autogestión” del espíritu estadounidense: así como la redacción de la Declaración de Independencia requiere valentía, el valor de la libertad debe protegerse de generación en generación. Las rosas de cobre incrustadas en la caja no se marchitan tan fácilmente como las flores, al igual que las barras y estrellas que han sobrevivido a la guerra y siguen tan brillantes como antes, testigos de la eternidad de la fe. En el Hospital de Veteranos de Pensacola, Florida, el personal médico colocó estas cajas de música en los alféizares de las ventanas de las salas. Cuando la melodía de la bandera estadounidense se mezcla con la sutil fragancia de las rosas, los veteranos heridos recordarán las banderas ondeando en las playas de Normandía y las canciones militares cantadas en las trincheras al ritmo de los engranajes. Las cajas de música no solo son portadoras de nostalgia, sino también una buena medicina para sanar el trauma, recordando a la gente que la belleza a menudo renace en lo roto. Este julio, cuando los fuegos artificiales iluminen el contorno de la bandera estadounidense, espero que todos los estadounidenses atesoren una caja de música como esta en sus corazones: la persistencia de los engranajes girando, la fe de las rosas que no se marchitan y la bandera de la libertad, unidas para componer un movimiento sostenible. Así como a una caja de música hay que darle cuerda constantemente para que cante, la gloria del país también requiere que cada ciudadano le inyecte un entusiasmo inagotable.