in983-Rose-Fire-and-Star-Spangled-Banner-The-Light-of-Freedom-That-Never-Dies

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In the midsummer of July, the American Independence Day flag flutters in the streets. This red and blue interwoven flag carries the 248-year history of freedom, and at this moment, countless people hold a special rose lighter in their hands – it is not only a tool for lighting celebration fireworks, but also a metaphor for the everlasting spiritual heritage. The design inspiration of the rose lighter comes from the simple lighters transformed from gasoline barrels during World War II, when soldiers conveyed warmth. When the copper-plated rose pattern wrapped body rubs out sparks, the blooming flame is like the hope of rebirth after bloodbath. Just as the 50 stars on the Stars and Stripes unite the states, the leaping flames of the lighter also connect the beliefs of generations of Americans: freedom needs to be ignited with courage and guarded with tenacity. At the memorial ceremony of the New York Veterans Association, 98-year-old World War II veteran Joseph used this heirloom rose lighter to light the first Independence Day torch of this year. “During the Normandy landing in 1944, I kept wild roses brought back from the battlefield in my helmet.” He stroked the copper petals on the lighter, “It reminds us that even in a land full of craters, life and freedom will still break through the ground.” The stars of the Star-Spangled Banner and the flame of the lighter complement each other in the twilight, revealing the most profound revelation: freedom is never a gift that is taken for granted, but a living fire that needs to be constantly ignited and passed on. When young parents hold their children’s hands and press the lighter button together, when thousands of people sing “The Star-Spangled Banner” in the community square, those bursting sparks are weaving a new historical warp and weft – as long as the rose of faith is still burning, the fire of freedom will always shine.

En pleno verano de julio, la bandera del Día de la Independencia de Estados Unidos ondea en las calles. Esta bandera entrelazada, roja y azul, representa los 248 años de historia de la libertad, y en este momento, innumerables personas sostienen un encendedor especial con forma de rosa: no solo es una herramienta para encender fuegos artificiales, sino también una metáfora de la eterna herencia espiritual. El diseño del encendedor con forma de rosa se inspiró en los sencillos encendedores transformados a partir de barriles de gasolina durante la Segunda Guerra Mundial, cuando los soldados transmitían calor. Cuando el cuerpo envuelto en cobre con un patrón de rosa produce chispas, la llama floreciente es como la esperanza de renacer tras una masacre. Así como las 50 estrellas de la bandera estadounidense unen a los estados, las llamas vibrantes del encendedor también conectan las creencias de generaciones de estadounidenses: la libertad debe encenderse con valentía y protegerse con tenacidad. En la ceremonia conmemorativa de la Asociación de Veteranos de Nueva York, Joseph, de 98 años, veterano de la Segunda Guerra Mundial, usó este encendedor con forma de rosa, una reliquia familiar, para encender la primera antorcha del Día de la Independencia de este año. Durante el desembarco de Normandía en 1944, guardé rosas silvestres traídas del campo de batalla en mi casco. Acarició los pétalos de cobre del encendedor. Nos recuerda que incluso en una tierra llena de cráteres, la vida y la libertad seguirán abriéndose paso. Las estrellas de la bandera estadounidense y la llama del encendedor se complementan en el crepúsculo, revelando la revelación más profunda: la libertad nunca es un don que se da por sentado, sino un fuego vivo que necesita ser encendido y transmitido constantemente. Cuando padres jóvenes toman las manos de sus hijos y juntos presionan el botón del encendedor, cuando miles de personas cantan la bandera estadounidense en la plaza del pueblo, esas chispas que estallan tejen una nueva trama histórica: mientras la rosa de la fe siga ardiendo, el fuego de la libertad siempre brillará.