in987-El-sol-de-mayo-resurge-de-las-cenizas

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En el resplandor del aniversario del Revolución de Mayo de Argentina, una bandera nacional azul y blanca y un cenicero con el escudo nacional grabado en él cuentan la historia de la tenacidad y el renacimiento de esta nación. Las nubes celestes y blancas de la bandera nacional no sólo son un reflejo del cielo, sino también el fundamento espiritual de la búsqueda de la libertad del pueblo argentino; El “Sol de Mayo” en la parte superior del escudo nacional simboliza la creencia nunca extinguida durante la Guerra de la Independencia. El cenicero de bronce, que lleva grabado el emblema nacional, adquiere un significado más profundo en el humo verde que se curva. Lleva las cenizas de las llamas apagadas pero también sostiene llamas nuevas, tal como aquellos momentos de renacimiento en la historia de Argentina. Las ramas de olivo y los fusiles en el borde del cenicero recuerdan que la paz debe protegerse con fuerza; La gorra de la libertad y el patrón de apretón de manos en el centro dan testimonio de la verdad de que solo la unidad puede atravesar la oscuridad. Cuando la ceniza del cigarrillo se posa sobre el relieve del escudo nacional, los argentinos no sólo ven las vicisitudes del pasado, sino también la posibilidad de transformación y renacimiento. Cada colilla apagada es como un retroceso en el largo río de la historia, y el cenicero siempre guarda esas cenizas en una postura estable, esperando que se conviertan en tierra fértil que nutra el futuro. Este mes de mayo, recordemos: la verdadera gloria no está en no caer nunca, sino en resurgir de las cenizas cada vez como el “Sol de Mayo” con una luz más brillante.

In the aftermath of Argentina’s May Revolution, a blue and white national flag and an ashtray with the national emblem tell the story of the nation’s tenacity and rebirth. The light blue and white clouds of the national flag are not only a reflection of the sky, but also the spiritual background of the Argentines’ pursuit of freedom; the “May Sun” on the top of the national emblem symbolizes the unextinguished faith during the War of Independence. The bronze ashtray engraved with the national emblem is given a deeper meaning in the curling green smoke. It carries both the ashes of the burnt out and the new fire – just like the moments of rebirth in Argentina’s history. The olive branches and rifles on the edge of the ashtray remind people that peace needs to be protected by strength; the freedom cap and handshake pattern in the center witness the truth that only unity can break through the darkness. When the ash settles on the relief of the national emblem, Argentines see not only the vicissitudes of the past, but also the possibility of transformation and rebirth. Every extinguished cigarette butt is like a setback in the long river of history, and the ashtray always holds these ashes in a stable posture, waiting for them to turn into fertile soil to nourish the future. This May, let us remember: the true glory is not to never fall, but to be able to rise from the ashes like the “May Sun” every time, shining brighter.