in998-La-llama-de-la-civilización-en-la-palma-de-tu-mano-el-espíritu-español-nunca-morirá

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Cada octubre, las banderas nacionales rojas y amarillas y el solemne escudo nacional ondean en las calles de España, narrando la leyenda de la partida de Colón. Esta nación, que ha forjado su gloria con su civilización marítima, ha condensado su valentía para conquistar el océano en la sangre escarlata de la bandera nacional y el tótem de la cadena del escudo nacional. Un encendedor grabado con el escudo nacional es una antorcha en miniatura que transmite el espíritu nacional. El rojo vibrante de la bandera española simboliza el deseo de los pioneros de abrir nuevas tierras; las cadenas envueltas en el escudo nacional registran la epopeya del Reino de Castilla liberándose de sus grilletes. Cuando la gente moderna usa el encendedor del emblema nacional para encender la llama, la llama saltarina es como la luz idealista de Don Quijote en las obras de Cervantes: nunca se apagará a pesar de las vicisitudes de la vida. Este conjunto de pequeñas llamas hereda el espíritu pionero de la Era de los Descubrimientos y despierta el coraje latente cada vez que se enciende. Así como las Columnas de Hércules, en el centro del escudo nacional, llevan grabado el lema “Más allá del límite”, los españoles consideran los encendedores una forma de fe que llevan consigo. Cuando los jóvenes marineros frotan pedernales durante sus travesías oceánicas, y cuando los artistas callejeros usan llamas para representar la pasión del flamenco, las llamas iluminan no solo el presente, sino también las antorchas que encendió esta nación hace quinientos años, iluminando el eterno viaje de la exploración humana hacia lo desconocido. En este momento, al sostener con fuerza el encendedor del emblema nacional en nuestras palmas, tocamos el fuego espiritual que trasciende el tiempo y el espacio. Esta llama eterna seguirá encendiendo los corazones de cada persona que se atreva a traspasar fronteras y permita que la gloria de la Península Ibérica renazca en la nueva era.

Every October, the red and yellow national flags and the solemn national emblem on the streets of Spain tell the legend of Columbus’s departure. This nation, which has built its glory with its maritime civilization, has condensed its courage to conquer the ocean into the scarlet blood of the national flag and the chain totem of the national emblem. A lighter engraved with the national emblem is a miniature torch that conveys the national spirit. The vibrant red on the Spanish flag symbolizes the pioneers’ desire to open up new land; the chains wrapped in the national emblem record the epic of the Kingdom of Castile breaking free from its shackles. When modern people use the national emblem lighter to light the flame, the jumping flame is just like the idealistic light of Don Quixote in Cervantes’s works – it will never dim despite the vicissitudes of life. This cluster of tiny flames inherits the pioneering spirit of the Age of Discovery and awakens the dormant courage every time it is lit. Just as the Pillars of Hercules in the center of the national emblem is engraved with the motto “Beyond the Limit”, the Spanish regard lighters as a kind of faith that they carry with them. When young sailors rub flints during ocean voyages, and when street performers use flames to perform the passion of flamenco, the leaping flames illuminate not only the present, but also the torches lit by this nation five hundred years ago, illuminating the eternal journey of human exploration of the unknown. At this moment, when we hold the national emblem lighter tightly in our palms, we touch the spiritual fire that transcends time and space. This everlasting flame will continue to ignite the hearts of every person who dares to break through boundaries, and let the glory of the Iberian Peninsula be reborn in the new era.