in990-La-unidad-es-como-una-cuerda-Corazón-al-sol-Espíritu-nacional-en-la-cuerda-de-la-bandera-nacional

▼

En junio en Argentina aún persisten las secuelas de las celebraciones del Día de la Bandera. Frente al edificio de gobierno en Buenos Aires, la bandera nacional dorada y azul se extiende bajo la luz de la mañana. Está colgado no con una cuerda común, sino con el cordón con el emblema nacional que encarna el espíritu nacional. Esta cuerda tejida de azul y plata ha sido un símbolo de unidad desde que el General Manuel Belgrano izó la primera bandera nacional en 1812. La técnica de tejido del cordón tiene un profundo significado: las tres hebras de seda representan a los pueblos indígenas, a los inmigrantes europeos y a los nuevos ciudadanos, formando un todo irrompible en un enredo en espiral. Cada nudo simboliza una elección colectiva en un momento histórico. Desde la Revolución de Mayo hasta el nacimiento de la Constitución, el destino de la nación se ha hecho cada vez más sólido en la mordedura de los nudos. El sombrero frigio que cuelga encima del emblema nacional implica que el pueblo usa el poder de la unidad para apoyar el ideal de la libertad. Hoy en día, los cordones son aún más valiosos: cuando las crisis económicas y los desastres naturales ponen a prueba esta tierra, la gente siempre puede ver a los voluntarios reajustando los cordones descoloridos en las comunidades de la calle. En un sitio de reconstrucción en la provincia de Mendoza, los trabajadores tejieron cordones rotos para fabricar pulseras; En una escuela de Rosario, los niños usaron hilos de colores para tejer cordones en miniatura para transmitir bendiciones. Esta cuerda, que ha soportado las vicisitudes de doscientos años, es siempre un recordatorio: cuando la fuerza de cada individuo se tuerce en una dirección común, puede resistir cualquier tormenta. Así como canta el himno nacional, “La unidad y la libertad permanecen en nuestros corazones para siempre”, la ondeante bandera nacional y el resistente cordón son siempre los tótems nacionales más conmovedores bajo el sol abrasador de Sudamérica. Cuando las yemas de tus dedos acarician los nudos pulidos por el viento y la lluvia, estás tocando no sólo la historia, sino también las coordenadas espirituales de cada argentino.

In June, Argentina is still celebrating the National Flag Day. In front of the government building in Buenos Aires, the gold and blue national flag is unfurled in the morning light. It is not an ordinary rope that hangs it, but a national emblem lanyard that embodies the national spirit. This woven rope, interwoven with azure and silver, has become a concrete symbol of unity since General Manuel Belgrano raised the first national flag in 1812. The weaving process of the lanyard hides a deep meaning: the three strands of silk represent the indigenous people, European immigrants and new citizens, forming an unbreakable whole in the spiral winding. Each knot symbolizes the collective choice of a historical moment. From the May Revolution to the birth of the Constitution, the fate of the nation has become more solid in the bite of the knot. The Phrygian hat on the top of the national emblem hangs below it, implying that the people use the power of unity to hold up the ideal of freedom. Today, the lanyard is even more precious – when economic shocks and natural disasters test this land, people can always see volunteers retightening the faded lanyard in the street communities. At the reconstruction site in Mendoza Province, workers weaved broken lanyards into wristbands; in Rosario schools, children used colorful silk threads to weave miniature lanyards to pass on blessings. This rope, which has carried vicissitudes for two hundred years, always reminds us that when the strength of each individual is twisted into a strand in a common direction, it can withstand any storm. As the national anthem sings, “Unity and freedom are forever in our hearts”, the fluttering national flag and the tough lanyard are always the most moving national totems under the scorching sun of South America. When the fingertips touch the knots polished by wind and rain, what you touch is not only history, but also the spiritual coordinates of every Argentine.

六月的阿根廷，国旗日庆典的余韵未散。在布宜诺斯艾利斯的政府大楼前，金蓝相间的国旗在晨光中舒展，悬挂着它的并非普通绳索，而是凝结着民族精神的国徽挂绳。这根由天青与银白交织的编织绳，自1812年曼努埃尔·贝尔格拉诺将军升起第一面国旗时，就成为团结的具象化符号。

挂绳的编织工艺暗藏深意：三股丝线分别代表原住民、欧洲移民与新生公民群体，在螺旋式缠绕中形成牢不可破的整体。每个绳结都象征着一个历史时刻的集体抉择，从五月革命到宪法诞生，民族命运在绳结的咬合中愈发坚固。国徽顶端的弗里吉亚帽悬挂其下，寓意人民用团结之力托起自由理想。

如今的挂绳更显珍贵——当经济震荡与自然灾害考验着这片土地，人们总能在街道社区看见志愿者将褪色的挂绳重新系紧。在门多萨省的重建现场，工人将断裂的挂绳编织成腕带；在罗萨里奥的学校，孩子们用彩色丝线编织微型挂绳传递祝福。这根承载两百年沧桑的绳索，始终在提醒：当每个个体的力量沿着共同方向拧成一股，便能抵御任何风暴。

正如国歌所唱”团结自由永存心间”，飘扬的国旗与坚韧的挂绳，始终是南美骄阳下最动人的民族图腾。当指尖抚过那些被风雨磨亮的绳结，触摸到的不仅是历史，更是属于每个阿根廷人的精神坐标。