in990-La-herencia-del-espíritu-nacional-en-un-espacio-pequeño

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Bajo el cielo claro de junio, las rayas azules y blancas y el sol dorado, emblema de la bandera argentina, son aún más deslumbrantes. Mientras la gente recuerda al General Manuel Belgrano, los portaplumas grabados con el emblema nacional permanecen en silencio sobre los escritorios, condensando el espíritu nacional en un pequeño espacio. El “Sol de Mayo” que baila en la bandera nacional no sólo es un testigo de la Guerra de la Independencia, sino también un faro que ilumina el futuro. El portaplumas con emblema nacional que lleva los útiles de escritura tiene un profundo significado como la voluntad del General Belgrano: el contenedor del conocimiento debe llenarse de fe y responsabilidad. El patrón de ramas de olivo y cetros superpuestos implica el equilibrio entre la sabiduría y la fuerza; El gorro frigio en la parte superior simboliza la libertad, recordando a cada escritor que debe escribir el capítulo de la vida con espíritu independiente. Las curvas de estos portaplumas reflejan los contornos de la Cordillera de los Andes, y los patrones en las bases se asemejan a las olas del Río de la Plata. Cada vez que mis dedos tocan la superficie de cobre grabada con el escudo nacional, me parece poder escuchar el sonido de los cascos del caballo del General San Martín cruzando la Cordillera de los Andes. No son sólo objetos de papelería, sino también monumentos espirituales en miniatura: así como el General Belgrano cosió la primera bandera nacional con tela, los objetos ordinarios también pueden tener misiones extraordinarias. Los jóvenes argentinos de hoy deberían usar las plumas de sus bolígrafos para seguir escribiendo el juramento de unidad que expresan las manos que sostienen el cetro en el escudo nacional. Los tótems de montañas y ríos en este pequeño espacio esperan que usemos el conocimiento, el coraje y la creatividad para escribir la gloria de toda la nación en la primera página de la nueva era.

Under the clear sky of June, the blue and white stripes and the golden sun emblem of the Argentine flag are more dazzling. When people commemorate General Manuel Belgrano, the pen holders engraved with the national emblem are standing quietly on the desk, condensing the national spirit in a small space. The “May Sun” on the national flag is not only a witness to the War of Independence, but also a beacon that illuminates the future. The pen holder with the national emblem that carries writing tools has the profound meaning of General Belgrano’s will: the container of knowledge must be filled with faith and responsibility. The pattern of overlapping olive branches and scepters implies the balance between wisdom and power; the Phrygian cap on the top symbolizing freedom reminds every writer to write the chapter of life with an independent spirit. The curves of these pen holders coincide with the outline of the Andes Mountains, and the lines on the base are like the waves of the La Plata River. Whenever your fingertips touch the copper surface engraved with the national emblem, you can seem to hear the sound of General San Martin’s horse hooves crossing the Andes Mountains. They are not only stationery, but also miniature spiritual monuments – just as General Belgrano used cloth to sew the first national flag, ordinary objects can also carry extraordinary missions. Today’s Argentine youth should use the pen tip ready to go in the pen holder to continue writing the oath of unity on the national emblem with the hands holding the scepter tightly. The mountains and rivers totems in a small space are waiting for us to use knowledge, courage and creativity to write the glory of the entire nation on the cover of the new era.