in993-Espinas-de-cactus-y-cuerdas-de-colores-tejiendo-un-vínculo-de-vida-en-la-naturaleza

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Cada septiembre, las banderas nacionales, roja, blanca y verde, ondean en las calles de México, y el águila sobre un cactus con una serpiente en la boca, en el centro de la bandera, narra la leyenda de esta tierra. Según la leyenda, los aztecas fundaron sus ciudades-estado basándose en el oráculo del águila con una serpiente en la boca sobre el cactus. Desde entonces, el cactus se ha convertido en el núcleo del tótem espiritual de los mexicanos. En la artesanía tradicional, se tejen fibras de cactus para crear coloridos cordones, y cada nudo encierra un profundo significado: las fibras ásperas simbolizan las dificultades de la supervivencia, los colores representan la fusión de múltiples culturas y los nudos entrelazados implican el poder de la unidad. Así como el cactus acumula agua en tiempos de sequía, los mexicanos también han usado la tenacidad para resolver dificultades a lo largo de la historia: desde las luchas durante la época colonial hasta la reconstrucción de la sociedad moderna, las creencias, tan estrechamente conectadas como los cordones, nunca se han roto. Hoy en la Ciudad de México, jóvenes artistas han convertido cuerdas de cactus en instalaciones urbanas, permitiendo que las cuerdas de colores flotantes tejan la calidez de la ayuda mutua comunitaria. Las madres en zonas montañosas remotas aún conservan la tradición de tejer cuerdas, tejiendo la sabiduría de supervivencia en la urdimbre y la trama. Esta cuerda aparentemente común es en realidad un vínculo espiritual que trasciende el tiempo y el espacio, recordando a la gente que la verdadera vitalidad no reside en escapar de la desolación, sino en tejer esperanza entre espinas. Cuando la bandera nacional ondea con el viento de septiembre, la fábula de cactus y cuerdas de colores continúa: cada línea ascendente es la respuesta más sonora a la adversidad.

Every September, the red, white and green national flags are always flying on the streets of Mexico, and the eagle standing on the cactus with a snake in its mouth in the center of the flag is telling the legend of this land. According to the legend, the Aztecs established their city-states based on the oracle of the eagle holding a snake in its mouth on the cactus. Since then, the cactus has become the core of the spiritual totem of the Mexicans. In traditional handicrafts, people weave cactus fibers into colorful lanyards, and each knot contains deep meaning: the rough fibers symbolize the hardship of survival, the colorful colors represent the fusion of multiple cultures, and the interlocking knots imply the power of unity. Just as the cactus accumulates water in drought, the Mexicans have also used tenacity to resolve difficulties throughout history – from the struggles during the colonial period to the reconstruction of modern society, the beliefs that are closely connected like lanyards have never been broken. In Mexico City today, young artists have made cactus ropes into urban installations, allowing the floating colored ropes to string together the warmth of community mutual assistance; mothers in remote mountainous areas still retain the tradition of weaving ropes, weaving survival wisdom into the warp and weft. This seemingly ordinary rope is actually a spiritual bond that transcends time and space, reminding people that true vitality does not lie in escaping desolation, but in weaving hope among thorns. When the national flag stretches in the September wind, the fable of cactus and colored ropes continues – each upward line is the most sonorous response to adversity.