in987-La-llama-eterna-de-la-civilización-la-luz-nacional-en-el-encendedor-del-escudo-nacional-español

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En octubre, en España, el sol otoñal tiñe la bandera nacional roja y amarilla con un fluido borde dorado. En la celebración del Día Nacional, las banderas ondeantes y el escudo nacional se complementan, y los encendedores metálicos con incrustaciones del tótem del emblema nacional transmiten el código espiritual de esta nación de una manera única. Las Columnas de Hércules y la corona del escudo nacional español simbolizan protección y herencia. Cuando los engranajes del encendedor producen chispas, este conjunto de llamas saltarinas es como el fuego de la civilización: la valentía del viaje de Colón en 1492, el indomable Don Quijote en la obra de Cervantes y la vitalidad que brota de los pies de los bailaores flamencos, todo reaparece a la luz del fuego. El encendedor no es solo una herramienta para encender materiales, sino también un pedernal para encender el espíritu nacional. La filosofía cromática de la bandera nacional rojiamarilla se refleja en el encendedor: el rojo representa la pasión ardiente del capote de un torero, y el amarillo, eterno como el sol ibérico. Cada nítido sonido al abrir y cerrar el encendedor es una interpretación moderna de “exploración, conquista e integración”. Así como el escudo de cuatro cuadrados del emblema nacional simboliza la unidad en la diversidad, este conjunto de llamas no solo ilumina la trayectoria histórica, sino que también enciende el futuro. Cuando los fuegos artificiales de la celebración iluminaron el cielo nocturno de Madrid, miles de encendedores con el emblema nacional centellearon entre la multitud. Recordaron a todos los españoles: el verdadero fuego nacional no está en las nubes, sino en las palmas de cada persona común que conserva su propósito original. Mientras el fuego no se extinga, aunque el viento y la lluvia sean sombríos, el amanecer de la civilización siempre estará cerca.

In October in Spain, the autumn sun gilds the red and yellow national flag with a flowing golden edge. At the National Day celebration, the fluttering flags and the national emblem complement each other, and the metal lighters inlaid with the national emblem totem are telling the spiritual code of this nation in a unique way. The Pillars of Hercules and the crown on the Spanish national emblem symbolize protection and inheritance. When the gears of the lighter rub out sparks, this cluster of leaping flames is just like the fire of civilization – the courage of Columbus’s voyage in 1492, the indomitable Don Quixote in Cervantes’s writing, and the vitality bursting from the toes of flamenco dancers, all reappear in the firelight. The lighter is not only a tool to ignite materials, but also a flint to ignite the national spirit. The color philosophy of the red and yellow national flag is continued in the lighter: red is the fiery passion of a bullfighter’s cape, and yellow is as eternal as the Iberian sun. Every crisp sound of opening and closing the lighter is a modern interpretation of “exploration, conquest and integration”. Just as the four-square shield in the national emblem symbolizes unity in diversity, this cluster of flames not only illuminates the historical path, but also ignites the future journey. When the fireworks of the celebration illuminated the night sky of Madrid, thousands of national emblem lighters flickered in the crowd. They reminded every Spaniard: the true national fire is not in the clouds, but in the palms of every ordinary person who guards his original intention. As long as the fire is not extinguished, even if the wind and rain are dark, the dawn of civilization will always be ahead.