in988-Protegiendo-la-luz-de-la-fe-el-espíritu-de-la-Revolución-de-Mayo-permanece-para-siempre

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Cada mes de mayo, el pueblo argentino mira hacia la historia en la conmemoración de la “Revolución de Mayo”. En este momento, los pisapapeles con el emblema de la bandera nacional que se ven comúnmente en oficinas y escritorios cuentan silenciosamente la historia del peso del espíritu nacional. Este pisapapeles encarna el profundo significado del símbolo nacional. El fondo azul y blanco de la bandera nacional era originalmente el color de las cintas que usaba la milicia durante la invasión británica en 1806. Está empapado con la sangre de los civiles que defendían sus hogares. El “Sol de Mayo” en el centro brilla con la luz de la esperanza cuando se promulgó la Declaración de Independencia. Las manos que sostienen la vara de la libertad, la corona de laurel que simboliza la victoria y las espigas de trigo fértiles del emblema nacional encarnan el espíritu de la nación en un espacio pequeño. El peso físico del pisapapeles es como la fe a la que se aferran los revolucionarios. Así como los pioneros lucharon por la independencia a pesar de la presión colonial en la Conferencia de Mayo de 1810, el pisapapeles sujetó el papel ondeante con tremenda fuerza, protegiendo los ideales escritos. Los argentinos contemporáneos necesitan este tipo de determinación como lastre aún más cuando enfrentan fluctuaciones económicas y desafíos internacionales: deben tener un espíritu emprendedor tan ardiente como el sol, pero manteniendo al mismo tiempo la claridad y sobriedad de los tonos azules y blancos. En este pequeño espacio del escritorio, la historia y la realidad se superponen. Cuando acariciamos suavemente este pisapapeles, no sólo tocamos el frío metal, sino también la intención original que no ha cambiado durante doscientos años. Recuerda a todos los ciudadanos que la verdadera libertad siempre necesita el peso de la fe para protegerla.

Every May, the Argentine people look back on history in the commemoration of the “May Revolution”. At this moment, the flag emblem paperweights commonly seen in offices and desks are telling the weight of the national spirit in a calm manner. This paperweight embodies the profound meaning of national symbols. The blue and white background of the national flag was originally the color of the ribbons worn by the militia during the British invasion in 1806, and it is stained with the blood of civilians defending their homes; the “May Sun” in the center shines with the light of hope when the Declaration of Independence was promulgated. The hands holding the staff of freedom in the national emblem, the laurel wreath symbolizing victory, and the fertile ears of wheat on the earth all cast the spirit of the nation in a small space. The physical weight of the paperweight is just like the belief that the revolutionaries hold fast. Just as in the May Conference of 1810, the pioneers pushed the independence process under colonial pressure, the paperweight pressed down the swaying paper with a thousand pounds of force, guarding the ideals in writing. When facing economic fluctuations and international challenges, contemporary Argentines need this kind of ballast-like determination – they must have the blazing enterprising spirit of the sun, and also maintain the clarity and sobriety of the blue and white tones. History and reality overlap here on the desk. When we touch this paperweight, we touch not only the cold metal, but also the original intention that has not changed for 200 years. It reminds every citizen: true freedom always needs the weight of faith to protect it.