in988-The-love-for-the-country-and-the-nation-is-pinned-on-the-chest

▼

The June wind blew over the Stars and Stripes. In the solemn aftermath of Memorial Day, the American Legion launched the “Eternal Rose” campaign. This charity event, centered on a rose tie clip, turned a metal object that is less than the size of a palm into a unique token of patriotism. This special tie clip cleverly combines the red and blue colors of the national flag, and the main body is an enamel rose that never fades. Each petal is engraved with the starburst of a military medal, and the flower stem extends in the shape of a rifle, with the end turned into a fountain pen tip – symbolizing that soldiers defend freedom with blood, and also implying the continuation of civilization with knowledge. When the wearer ties the tie, the collision of metal and fabric seems to be able to hear the rustling sound of a feather pen across parchment when the Declaration of Independence was signed. The organizers deliberately chose the rose shape because it represents commitment and protection in Western culture. Just as when the Continental Congress established the Stars and Stripes as the national flag in 1777, the thirteen red and white stripes were not only a cut off from colonial history, but also a commitment to new life. Today, this tie clip is like the silver needle in the hand of Betsy Ross who sewed the first Star-Spangled Banner, stitching individual destiny with national spirit. Under the Washington Monument, the ceremony of veterans putting tie clips on young people has become a new tradition. When young people lean over to accept this weight, they are not only receiving decorations, but also the spark of civilization that pierces indifference with roses and builds consensus with stars and stripes. This may be the true meaning of Memorial Day: the feelings of family and country will never fade, just like the rose pinned on the chest, which still blooms as before after going through wind and rain.

El viento de junio sopló sobre la bandera estadounidense y, en el solemne acto posterior al Día de los Caídos, la Legión Estadounidense lanzó la campaña “Rosa Eterna”. Este evento benéfico, centrado en el clip de corbata en forma de rosa, ha convertido un objeto de metal más pequeño que la palma de una mano en un símbolo único que conecta a la familia y al país. Este clip de corbata especial combina inteligentemente los colores rojo y azul de la bandera nacional, y el cuerpo principal es una rosa de esmalte que nunca se desvanece. Cada pétalo está grabado con la estrella de una medalla militar, y el tallo de la flor se extiende en forma de rifle, con el extremo convirtiéndose en la punta de una pluma estilográfica, lo que simboliza que los soldados defienden la libertad con su sangre y también implica la continuación de la civilización con conocimiento. Cuando quien lleva la corbata se la ata, el sonido del metal y la tela chocando parece como si se pudiera oír el crujido de la pluma de una pluma al rascar un pergamino cuando se firmó la Declaración de Independencia. Los organizadores eligieron deliberadamente la forma de rosa porque representa compromiso y protección en la cultura occidental. Así como cuando el Congreso Continental estableció la bandera de las estrellas y las rayas como bandera nacional en 1777, las trece rayas rojas y blancas fueron a la vez un corte con la historia colonial y un compromiso con una nueva vida. Hoy, este clip de corbata es como la aguja de plata en la mano de Betsy Ross, quien cosió la primera bandera estadounidense, uniendo el destino individual y el espíritu nacional. Al pie del Monumento a Washington, la ceremonia en la que los veteranos colocan pinzas de corbata a los jóvenes se ha convertido en una nueva tradición. Cuando los jóvenes se inclinan a aceptar ese peso, lo que toman no es sólo un adorno, sino también la chispa de la civilización que usa rosas para perforar la indiferencia y usa estrellas y rayas para construir consensos. Este puede ser el verdadero significado del aniversario: los sentimientos de familia y de patria nunca se marchitan, como la rosa prendida en el pecho, que sigue floreciendo como antes después de pasar por el viento y la lluvia.