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In the cold wind of November in Belgium, the black, yellow and red colors of the national flag and the scarlet of the battlefield poppies interweave into an eternal memory. When people wear specially made poppy tie clips to attend the Armistice Day event, this exquisite accessory is telling the power of traveling through time and space with three metaphors. The main body of the tie clip is made of the black enamel of the Belgian flag, symbolizing the remembrance of the scars of war. The designer cleverly melted the poppy petals into golden patterns, which coincided with the bright yellow in the center of the national flag. It is not only a tribute to the wisdom and courage of the victims, but also a sign of the spiritual light that never goes out in the darkness. The red rubies inlaid in the stamens are like a warning of blood coagulation, reminding every wearer in peacetime: freedom is never a cheap gift. The most moving detail of this accessory is hidden on the inside of the buckle – the years 1918 and 2023 engraved in micro-engravings, forming a dialogue field across centuries. Every time the wearer tightens his tie, he can feel the weight of history: the black, yellow and red colors are not only the composition of the national flag, but also the color spectrum of the mission inherited by contemporary people – using the sobriety of black to understand reality, using the wisdom of gold to open up the way forward, and using the enthusiasm of red to protect the glory of humanity. The poppy tie clip blooms on the collar of the suit, which is the unyielding collective memory of Belgium, and it is also the fire that every ordinary person lights up the era. When we wear this symbol in our daily life, we take over the mission of relaying the torch of peace – not with the heroism of the war years, but with the perseverance of modern life, to continue the heroic narrative of this era.

En el viento frío de noviembre en Bélgica, los colores negro, amarillo y rojo de la bandera nacional y el escarlata de las amapolas del campo de batalla se entrelazan en un recuerdo eterno. Cuando las personas usan pinzas de corbata con forma de amapola especialmente diseñadas para asistir a los eventos del Día del Armisticio, este exquisito accesorio utiliza tres metáforas para contar la historia del poder del tiempo y el espacio. El cuerpo principal del clip de corbata está hecho de esmalte negro de la bandera belga, que simboliza el recuerdo de las cicatrices de la guerra. El diseñador fundió inteligentemente los pétalos de la amapola en patrones dorados, que combinan con el color amarillo brillante del centro de la bandera nacional. Esto no es sólo un homenaje a la sabiduría y el coraje de las víctimas, sino también un símbolo de la luz espiritual que nunca se apaga en la oscuridad. El rubí escarlata incrustado en el pistilo es como una advertencia de sangre coagulada, recordando a cada usuario en tiempos de paz que la libertad nunca es un regalo barato. El detalle más conmovedor de este accesorio se esconde en el interior de la hebilla: los años 1918 y 2023 están micrograbados, formando un campo de diálogo a través de los siglos. Cada vez que el usuario se aprieta la corbata, puede sentir el peso de la historia: los colores negro, amarillo y rojo no solo son la composición de la bandera nacional, sino también el espectro de colores de la misión heredada por la gente contemporánea: usar la claridad del negro para comprender la realidad, use la sabiduría del oro para abrir el camino a seguir y use el entusiasmo del rojo para proteger la gloria de la humanidad. La amapola que florece en el cuello de un traje representa la inquebrantable memoria colectiva de Bélgica y la chispa que ilumina una era para cada persona común. Cuando llevamos este símbolo en nuestra vida diaria, asumimos la misión de transmitir la antorcha de la paz, no con el heroísmo de los años de guerra, sino con la perseverancia de la vida moderna, continuando la narrativa heroica de esta era.