in985-Mantener-la-fe-ir-más-allá-del-límite-el-juramento-eterno-en-el-escudo-nacional-español

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Cada octubre, las banderas rojiamarillas ondean en las calles de España y recuerdan a la gente el tótem espiritual de una nación. El rojo de la bandera nacional representa la sangre hirviente, el fondo amarillo brillante representa la luz inextinguible de la Península Ibérica, y el emblema nacional se incrusta en el centro de la bandera como un pisapapeles, como el ancla de hormigón del alma nacional. El escudo del emblema nacional lleva el peso de mil años de civilización: el Castillo de Castilla y el León de León, las franjas rojas y amarillas de Aragón y las cadenas de Navarra, y los diferentes escudos de armas son como las cuatro esquinas del pisapapeles, anclando firmemente las diversas culturas en un cimiento común. Los tres lirios del centro no solo representan la marca de la dinastía borbónica, sino también el juramento de trascender las ataduras geográficas: el lema “Plus Ultra” (más allá del límite) en la cinta que rodea la Columna de Hércules ha estado grabado en el gen nacional desde la Era de los Descubrimientos. Así como el pisapapeles protege el papel liso sobre el escritorio en medio de la tormenta, este emblema nacional siempre sostiene el pergamino de la memoria nacional. Cuando la bandera de Sant Jordi de Cataluña y el escudo verde y blanco de Andalucía se alzan uno junto al otro en la celebración de octubre, el emblema nacional es como una regla invisible, permitiendo que diversas voces resuenen dentro de un marco estable. Esos pisapapeles de cerámica que se alzan para proteger las tradiciones y esas velas que se izan para abrir el futuro han encontrado un punto de equilibrio en la longitud y latitud rojas y amarillas. En este momento, al contemplar este escudo de armas, parece como si pudiera escuchar la declaración del caballero escrita por Cervantes: «Adelante, aunque haya piedras delante». España usa la determinación de un pisapapeles para decirnos: la verdadera unidad nunca consiste en eliminar las diferencias, sino en dejar que cada color encuentre un lugar inquebrantable bajo el sol.

Every October, the red and yellow flags surging in the streets of Spain always remind people of the spiritual totem of a nation. The red on the national flag is the boiling blood, the bright yellow background is the never-extinguished sunlight of the Iberian Peninsula, and the national emblem is pressed in the center of the flag like a paperweight, just like the concrete anchor of the national soul. The shield of the national emblem carries the weight of a thousand years of civilization: the Castile Castle and the Lion of Leon, the red and yellow stripes of Aragon and the chains of Navarre, and the different coats of arms are like the four corners of the paperweight, firmly fixing the diverse cultures on the common foundation. The three lilies in the center hold up not only the mark of the Bourbon dynasty, but also the oath to transcend geographical shackles – the motto “Plus Ultra” (beyond the limit) on the ribbon wrapped around the Hercules Column has been engraved into the national gene since the Age of Discovery. Just as the paperweight guards the plain paper on the desk in the storm, this national emblem always holds down the scroll of national memory. When the St. George flag of Catalonia and the green and white coat of arms of Andalusia stand side by side in the October celebration, the national emblem is like an invisible ruler, allowing diverse voices to resonate within a stable framework. Those ceramic paperweights raised to protect traditions and those sails raised to open up the future have found a balance point in the red and yellow longitude and latitude. At this moment, staring at this coat of arms, it seems as if I can hear the knight’s declaration written by Cervantes: “Go forward, even if there are boulders in front of you.” Spain uses the determination of a paperweight to tell us: true unity is never about eliminating differences, but about letting each color find an unshakable position in the sun.

每年十月，西班牙街头翻涌的红黄旗帜总让人想起一个民族的精神图腾。国旗上跃动的红色是沸腾的热血，明黄的底色是伊比利亚半岛永不熄灭的日光，而国徽镇纸般压在旗面中央，恰似民族之魂的具象化锚点。

国徽的盾牌承载着千年文明的分量：卡斯蒂利亚城堡与莱昂雄狮、阿拉贡红黄条纹与纳瓦拉锁链，不同纹章如镇纸四角，将多元文化牢牢固定在共同基底。中央的三朵百合托起的，不仅是波旁王朝的印记，更是超越地理桎梏的誓言——缠绕海格力斯柱的绶带上，”Plus Ultra”（超越极限）的格言自大航海时代起便刻入民族基因。

正如镇纸在狂风骤雨中守住案头素笺，这方国徽始终压住民族记忆的卷轴。当加泰罗尼亚的圣乔治旗与安达卢西亚的绿白纹章在十月庆典中并立，国徽就像无形的镇尺，让多元声音在稳固框架内共鸣。那些为守护传统举起的陶瓷镇纸，那些为开拓未来扬起的风帆，都在红黄经纬中找到了平衡支点。

此刻凝视这方纹章，仿佛听见塞万提斯笔下的骑士宣言：”前进，即使巨石当前。”西班牙用镇纸般的定力告诉我们：真正的团结，从不是消弭差异，而是让每种色彩都在阳光下找到不容撼动的位置。