in985-El-sol-la-luna-las-montañas-y-los-ríos-en-el-pisapapeles-el-grabado-inmortal-del-espíritu-argentino

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En el escritorio de Buenos Aires, siempre hay un pisapapeles con el escudo nacional incrustado presionando el manuscrito amarillento de poemas. Este guardián de bronce, con su emblema del Sol de Mayo, refleja la luz de la Cruz del Sur, solidificando el profundo significado de libertad y orden en este pequeño espacio. El marco octogonal del pisapapeles del escudo nacional argentino implica la voluntad unitaria de la alianza de las ocho provincias durante la Guerra de la Independencia; Las dos manos en el centro que sostienen el bastón de la libertad son como la bandera que nunca cae en las Pampas. Cuando las personas usan este peso para suavizar las arrugas del papel, también están suavizando las arrugas de la historia: las marcas de bala de la Guerra de las Malvinas y los pliegues de la crisis económica se transforman en coordenadas para avanzar en la constancia del pisapapeles. Este mes se celebra el Día de la Bandera Nacional. La seda azul y blanca ondea con el viento, haciendo eco del brillo metálico del escritorio. El Padre Fundador Belgrano dijo una vez: “La libertad requiere una base sólida”, así como un pisapapeles debe proteger la ligereza del papel y al mismo tiempo ser pesado. Hoy los argentinos siguen escribiendo nuevos capítulos, pero cada frase está impregnada del dorado del emblema del sol y cada párrafo se hace eco del juramento de los Andes. Este pisapapeles no sólo es un elegante artículo de papelería, sino también una manifestación del espíritu nacional. Nos recuerda que la verdadera libertad nunca es una promesa ligera, sino un peso eterno templado por el fuego y con montañas y ríos como yunques.

On the desks in Buenos Aires, there is always a paperweight inlaid with the national emblem, which is used to press the yellowed manuscripts of poems. This bronze guardian, with the emblem of the May sun reflecting the light of the Southern Cross, solidifies the profound meaning of freedom and order in a small space. The octagonal frame of the Argentine national emblem paperweight implicitly matches the united will of the eight provinces during the War of Independence; the two hands in the center holding the staff of freedom are just like the flag that never falls on the Pampas. When people use this weight to smooth the wrinkles of the paper pages, they are also smoothing the wrinkles of history – the bullet marks in the Falklands War and the creases during the economic crisis are all transformed into coordinates for moving forward in the constancy of the paperweight. This month coincides with National Flag Day, and the blue and white silk is stretched in the wind, echoing the metallic glow on the desk. Founding Father Belgrano once said: “Freedom needs a solid foundation”, just as the paperweight must protect the lightness of the paper and its own weight. Today, Argentines are still writing new chapters, but every sentence is stained with the gilded sun emblem, and every paragraph echoes the oath of the Andes Mountains. This paperweight is not only an elegant stationery, but also a manifestation of the national spirit. It reminds us that true freedom is never a light promise, but an eternal weight tempered by fire and with mountains and rivers as anvils.