in981-La-luz-en-el-portaplumas-del-escudo-nacional-el-tótem-espiritual-que-ilumina-al-pueblo-argentino

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En junio, en Argentina, la bandera nacional con rayas azules y blancas que ondea en las calles brilla intensamente contra el cálido sol de invierno. Alrededor del Día de la Bandera, el 20 de junio, la gente siempre recuerda la historia del General Manuel Belgrano tiñendo telas para que se parecieran al cielo y las nubes. Y en esta tierra iluminada por la luz de la libertad, un portaplumas de bronce que incorpora elementos del escudo nacional interpreta silenciosamente el código espiritual en los huesos y la sangre de los argentinos. El tótem del emblema nacional grabado alrededor del portalápices es una epopeya nacional condensada: el cetro sostenido firmemente con ambas manos se convierte en una pluma para escribir ideales, el gorro de la libertad sostiene el sol de mayo y las ramas de olivo y de laurel se entrelazan en una corona de sabiduría. Cuando la gente inserta solemnemente la pluma en el portalápices, parece tocar la base de la fundación de Argentina: el conocimiento es poder y la escritura es resistencia. Fue con este gesto que los pioneros que firmaron la Declaración de Independencia grabaron la declaración de libertad en pergamino. Este objeto, que lleva el peso de la historia, se convierte en un mentor silencioso en el escritorio contemporáneo. Le recuerda a cada argentino que escribe: lo que fluye de la punta de la pluma no es sólo tinta, sino también las creencias construidas con la sangre de sus antepasados. Así como las manos unidas en el emblema nacional siempre defienden la libertad, cada pluma en el portalápices debe luchar por la verdad y la justicia. Mientras el crepúsculo de Buenos Aires se extiende a través de los marcos de las ventanas, el emblema del sol reflejado en la superficie de bronce todavía dora con dorado coraje la figura que trabaja en su escritorio.

In June, Argentina’s blue and white striped national flags flying on the streets complement the warm winter sun. Around June 20, National Flag Day, people always think of the story of General Manuel Belgrano dyeing cloth into the sky and clouds. In this land illuminated by the light of freedom, a bronze pen holder that incorporates elements of the national emblem is quietly interpreting the spiritual code in the blood of Argentines. The national emblem totem engraved around the pen holder is a condensed national epic: the scepter clenched in both hands turns into a feather pen to write ideals, the cap of freedom holds up the sun in May, and the olive branch and laurel branch interweave into a crown of wisdom. When people solemnly insert the pen into the pen holder, it seems to touch the foundation of Argentina’s founding – knowledge is power, and writing is resistance. The pioneers who signed the Declaration of Independence used this gesture to carve the declaration of freedom on parchment. This artifact carrying the weight of history has become a silent mentor on the contemporary desk. It reminds every Argentine who writes: what flows from the pen tip is not just ink, but also the faith poured by the ancestors with their blood. Just like the clasped hands in the national emblem always hold up freedom, every pen in the pen holder should fight for truth and justice. When the dusk of Buenos Aires spreads over the window lattice, the sun emblem reflected on the bronze surface still gilds the figure writing at the desk with golden courage.