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En mayo, en Argentina, las banderas nacionales azul y blanco ondean al viento en las calles, conmemorando la chispa de la independencia que nació en la “Revolución de Mayo” de 1810. En este mes lleno de ecos históricos, no solo se debe admirar el “Sol de Mayo” en la bandera nacional, que simboliza la luminosidad, sino también el portaplumas con el emblema nacional sobre el escritorio, que lleva la misión de la civilización: utiliza símbolos nacionales tridimensionales para expresar el código espiritual de una nación. El portaplumas del emblema nacional argentino está fundido en bronce, y los elementos centrales del emblema nacional están grabados en relieve en la superficie: las manos unidas simbolizan la unidad de las provincias, el gorro de la libertad declara la voluntad de soberanía y las ramas de laurel y olivo que lo rodean implican sabiduría y paz. Cuando se insertan las plumas en el tubo, parece como si el conocimiento se transformara en nutrientes que nutren la tierra. Este portalápices no es solo un artículo de papelería, sino también una manifestación del espíritu nacional: recuerda a las personas que la verdadera libertad requiere usar la pluma como arado para cultivar profundamente el campo del pensamiento. Así como el “Sol de Mayo” en la parte superior del escudo nacional brilla todo el año, cada pluma en el portalápices escribe la luz del futuro. El poeta argentino Borges dijo una vez: “La patria es una memoria interminable”, y esa memoria la continúan las generaciones con el conocimiento. En este mes de mayo, que el portaplumas con el emblema nacional se convierta en la antorcha de la civilización en cada escritorio, y que la unidad, la sabiduría y la libertad fluyan desde la punta de la pluma hacia un nuevo capítulo de la historia.

In May, the blue and white national flags on the streets of Argentina spread out in the wind, commemorating the spark of independence born in the “May Revolution” of 1810. In this month full of historical echoes, people should not only look up to the “May Sun” on the national flag, which symbolizes light, but also gaze at the national emblem pen holder on the desk, which carries the mission of civilization. It uses three-dimensional national symbols to tell the spiritual code of a nation. The Argentine national emblem pen holder is cast in bronze, and the surface is embossed with the core elements of the national emblem: the clasped hands symbolize the unity of the provinces, the cap of freedom declares the will of sovereignty, and the surrounding laurel and olive branches imply wisdom and peace. When a pen is inserted into the holder, it seems to turn knowledge into nutrients to nourish the land. This pen holder is not only a stationery, but also a manifestation of the national spirit. It reminds people that true freedom requires the pen as a plow to plow deeply in the field of thought. Just as the “May Sun” on the top of the national emblem shines all year round, every pen in the pen holder is writing the light of the future. Argentine poet Jorge Luis Borges once said: “The motherland is an uninterrupted memory”, and this memory is being continued by generations with knowledge. In this May, let the national emblem pen holder become the torch of civilization on every desk, and let unity, wisdom and freedom flow from the pen tip into a new chapter of history.