in986-El-mar-de-estrellas-en-un-espacio-reducido-los-genes-nacionales-en-la-caja-de-tarjetas-de-visita-del-escudo-nacional-español

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En las calles de Madrid en octubre, el emblema rojo y amarillo de la bandera española ondea con el viento otoñal, y las cajas de tarjetas con el emblema nacional, atesoradas en los bolsillos de innumerables profesionales, transmiten silenciosamente el código espiritual de esta nación, forjado durante miles de años. El emblema nacional español es una epopeya fluida: el castillo y el león en el escudo narran la antigua alianza de Castilla y León, las flores de granado florecen con la sabiduría de Granada, las dos columnas de Hércules sostienen el “Plus Ultra” y la corona dorada encarna la gloria de la Era de la Exploración del siglo XV. Cuando estos elementos se condensan en una caja de tarjetas del tamaño de la palma de la mano, se convierte en un tótem espiritual que todo español lleva consigo. Este mes coincide con el Día Nacional y el Día de la Hispanidad. La gente contempla el emblema nacional grabado en la caja de tarjetas, como si pudiera tocar la valentía de sus antepasados para conquistar el océano. La caja no solo contiene tarjetas de visita, sino también el singular espíritu aventurero de la Península Ibérica: así como los navegantes llevaban una brújula hacia lo desconocido hace quinientos años, los profesionales de hoy portan este tótem espiritual para abrir nuevos territorios en la ola de la globalización. Al rozar los emblemas cóncavos y convexos de la tapa, no solo se trata de una marca de identidad, sino también de una reiterada confirmación de la promesa de “ir más allá del límite”. Cada vez que se abre la caja, se recuerda que un espacio pequeño también puede albergar las estrellas y el mar, y que la gloria histórica de la nación se transforma en la fuerza eterna que permite a la gente contemporánea abrirse camino a través de los objetos cotidianos.

On the streets of Madrid in October, the red and yellow emblem of the Spanish flag spreads in the autumn wind, and the national emblem business card boxes treasured in the inner pockets of countless professionals are silently conveying the spiritual code of this nation that has been tempered for thousands of years. The Spanish national emblem is a flowing epic: the castle and the lion on the shield tell the ancient covenant of Castile and Leon, the pomegranate flowers bloom with the wisdom of Granada, the two columns of Hercules hold up the “Plus Ultra” and the golden crown embodies the glory of the 15th century Age of Exploration. When these elements are condensed into a business card box that is only the size of a palm, it becomes a spiritual totem that every Spaniard carries with them. This month coincides with National Day and Columbus Day. People gaze at the embossed national emblem on the business card box, as if they can touch the courage of their ancestors to conquer the ocean. The box carries not only business cards, but also the unique adventurous gene of the Iberian Peninsula – just as the navigators carried a compass to the unknown five hundred years ago, today’s professionals carry this spiritual totem to open up new territories in the wave of globalization. When your fingertips run across the concave and convex emblems on the box cover, it is not only a mark of identity, but also a repeated confirmation of the promise of “going beyond the limit”. Every moment you open the business card box, you are reminded that a small space can also accommodate the stars and the sea, and the historical glory of the nation is being transformed into the eternal power for contemporary people to break through themselves through daily objects.