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Bajo el sol dorado del Mes de la Independencia de México, el águila y el cactus de la bandera nacional siempre contemplan esta tierra. Cuando la gente baila al son de la melodía de “¡Viva México!”, siempre hay un regalo único que brilla silenciosamente en un rincón: una caja de música con forma de cactus, que utiliza engranajes verdes, blancos y rojos para girar el código del espíritu nacional. El diseño de esta caja de música se inspira en la leyenda que reza en el centro de la bandera nacional: los aztecas presenciaron el milagro de un águila sosteniendo una serpiente sobre un cactus y finalmente fundaron la ciudad de Tenochtitlán. El cactus de cobre en la parte superior de la caja de música no es un adorno, sino que usa sus afiladas espinas para proteger la melodía de “La Llorona” que fluye en su interior. Cada vez que el mecanismo gira, el engranaje impulsa las hojas del cactus a abrirse y cerrarse ligeramente, como la vida en el desierto que florece persistentemente en la sequedad. Los mexicanos suelen decir: “Cuando el cactus florece, hasta las piedras lloran”. La estructura mecánica de la caja de música es como el tótem espiritual de esta nación: el eje verde simboliza la esperanza, la rueda blanca representa la unidad y la caña roja es la sangre que nunca se enfría. Cuando la música resuena en la adversidad, los engranajes tricolores no solo muerden las notas, sino también el coraje para conquistar el desierto. Incluso cuando azotan las tormentas de arena, los cactus siempre pueden usar sus raíces que almacenan agua para nutrir una nueva vida, como una caja de música que siempre puede cantar de nuevo después de detenerse. Este septiembre, cuando la bandera nacional ondee en la Avenida de la Reforma, espero que todos los que giren la caja de música puedan escuchar: la verdadera victoria es hacer que la perseverancia en la adversidad se convierta en un poema eterno.

Under the golden sunshine of Mexico’s Independence Month, the eagle and cactus on the national flag always gaze at this land. When people dance to the melody of “Long Live Mexico”, there is always a unique gift quietly glowing in the corner – a cactus-shaped music box, which uses green, white and red gears to turn the code of the national spirit. The design inspiration of this music box comes from the legend in the center of the national flag: the Aztecs saw the miracle of an eagle holding a snake on a cactus, and finally established the city of Tenochtitlan. The copper cactus on the top of the music box is not a decoration, but uses its sharp thorns to guard the melody of “La Llorona” flowing inside. Every time the clockwork turns, the gear drives the cactus leaves to open and close slightly, just like the life in the desert blooming persistently in the dryness. Mexicans often say: “When the cactus blooms, even the stones will cry.” The mechanical structure of the music box is just like the spiritual totem of this nation – the green axis symbolizes hope, the white wheel represents unity, and the red reed is the never-cooling blood. When the music sounds in adversity, the three-color gears bite not only the notes, but also the courage to conquer the desert. Even when sandstorms hit, cacti can always use their water-storing roots to nurture new life, just like a music box that can always sing again after stopping. This September, when the national flag flies on Reform Avenue, I hope everyone who turns the music box can hear: the real victory is to make persistence in adversity itself become an eternal poem.