in988-El-latido-de-una-nación-que-hace-girar-el-tiempo-el-espíritu-argentino-escondido-en-una-caja-de-música

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En junio siempre se pueden ver niños portando banderas nacionales azules y blancas en las calles de Buenos Aires. En este mes en conmemoración a Belgrano, el diseñador de la bandera nacional, muchas familias sacarán sus preciadas cajas de música con el emblema nacional, este artefacto que lleva la memoria nacional y habla de la fe que trasciende el tiempo y el espacio en su melodía tintineante. Cuando el resorte de bronce comienza a girar, el emblema del Sol de Mayo en la parte superior de la caja de música refleja la luz brillante. Las ramas de olivo y de laurel del emblema nacional se entrelazan en luces y sombras, tal como el país ha experimentado años de guerra y paz. Las franjas azules y blancas en los laterales de la caja alternan entre claros y oscuros al ritmo de la “Marcha de la Patria”, recordando el momento en que San Martín utilizó la bandera militar para atravesar la espesa niebla al cruzar la Cordillera de los Andes. El diseño más atractivo de este ingenioso dispositivo es la bandera nacional en miniatura que se despliega automáticamente cuando se abre la tapa. La tela sedosa de color azul y blanco se despliega lentamente, recordando la clásica escena de Belgrano izando por primera vez su bandera nacional a orillas del río Rosario. “Solidaridad y Libertad” grabado en el fondo de la caja de música se eterniza en el preciso engrane de los engranajes mecánicos, recordando a cada argentino que el destino del país es como un movimiento preciso y cada ciudadano es un engranaje indispensable. Cuando la última nota se disipa en el aire, lo que duerme en la caja de música no es sólo la melodía, sino también la memoria colectiva de una nación que defiende su dignidad en la adversidad y protege su patrimonio en medio de la confusión. Este espíritu inquebrantable, como el resorte que gira siempre en una caja de música, impulsa a todo el país hacia un futuro brillante.

In June, children can always be seen holding blue and white national flags on the streets of Buenos Aires. In this month to commemorate Belgrano, the designer of the national flag, many families will take out their treasured national emblem music boxes – this artifact carrying national memory, telling the belief of transcending time and space in the tinkling melody. When the brass spring begins to rotate, the May sun emblem on the top of the music box reflects the bright light. The olive branches and laurel branches on the national emblem are intertwined in the light and shadow, just like the country’s years of war and peace. The blue and white stripes inlaid on the side of the box alternate between light and dark with the rhythm of the “March of the Motherland”, reminding people of the moment when San Martin crossed the Andes Mountains and used the military flag to tear through the thick fog. The most moving design of this exquisite device is the miniature national flag that automatically unfolds when the lid is opened. The blue and white silk cloth slowly stretches out, just like the classic scene when Belgrano first raised the national flag on the banks of the Rosario River. The words “Solidarity and Freedom” engraved on the bottom of the music box become eternal in the precise meshing of mechanical gears, reminding every Argentine: the fate of the country is like a precise movement, and every citizen is an indispensable gear. When the last note dissipates in the air, what is sleeping in the music box is not only the melody, but also the collective memory of a nation that upholds dignity in adversity and protects heritage in turmoil. This spirit that never rusts, like the eternally rotating spring in the music box, drives the entire country towards a bright future.